Nuevo sistema de educación. Alfredo Aracil, presidente del Miriam Blasco, está encantado con el nuevo sistema de enseñanza que ha bautizado como «judo-educa». Los niños mejoran su conducta mediante un álbum en el que pueden ir consiguiendo puntos y recompensas. A más puntos, mayor es el premio. El objetivo, examinarse para pasar de cinturón.
Las clases de judo de todas las escuelas del Club Miriam Blasco son peculiares. En ellas entran los niños con un álbum en sus manos que tratan como un tesoro. Un cuaderno en el que los alumnos van pegando los puntos que les dan en clase y cuántos más tengan el premio será mayor. Uno de ellos, poder presentarse al examen para pasar de cinturón, una de las recompensas más jugosas. A cambio de semejante regalo, los niños deben prestar atención en clase, no distraerse, hacer caso al profesor y hacer bien los ejercicios. Incluso los padres pueden sugerir al profesor el traspaso de algún punto como recompensa a su buen comportamiento en casa o lo que consideren oportuno.
Es lo que Alfredo Aracil, presidente del Club Miriam Blasco y 5º DAN de judo, ha bautizado como «judo-educa», un sistema muy utilizado en la educación pero que ha trasladado al mundo del judo con unos resultados sorprendentes.
«La incorporación de la psicología educativa al tatami es la clave del éxito de nuestro novedoso sistema que persigue que el aprendizaje de esta disciplina no se quede en lo meramente deportivo», afirma Alfredo al tiempo que observa en el Arena una cola de niños con un cuaderno en las manos antes de entrar a la clase de judo.
«Habitualmente, al tratar con niños, acostumbramos a dirigirnos a ellos cuando se portan mal, para tratar de corregir ese comportamiento. O les repetimos las cosas mil veces para que nos obedezcan. Pero esas estrategias consiguen, por medio de la atención que les prestamos, el efecto contrario: al reforzar las conductas con nuestra atención hacemos que se perpetúen», señala Alfredo.
«Con la acumulación de los puntos obtienen distintos premios motivadores a lo largo del curso. A través de estos refuerzos conseguimos aumentar la frecuencia de las conductas adecuadas y crear hábitos».
El programa está destinado a niños de entre 4 y 12 años. «Durante el tiempo que están en Primaria es cuando mejor funciona y todos tienen un álbum personalizado donde pueden ver su historial y el paso de un cinturón a otro», afirma el presidente del Club Míriam Blasco. «A todos los que se matriculan les damos el álbum, personalizado y de buena calidad para que desde el primer día lo lleven a la clase», explica Alfredo, que reconoce que muchos profesores de la provincia se han puesto en contacto con él para interesarse por ese medio de aprendizaje.
«Es una buena herramienta pedagógica para el profesorado de judo porque ayuda a mejorar la conducta. Adaptamos la psicología al judo y mediante el álbum de cada niño queda registrado todo», señala Alfredo, que está en pleno proceso de conseguir el 6º DAN.
«Tengo que hacer una tesina y la haré sobre judo-educa», afirma el profesor, encantando con el nuevo sistema de enseñar el judo en sus clases y que está dando grandes resultados en la enseñanza del deporte», afirma Alfredo.